Una intención estética con la Palabra

Blog creado por Alberto Peyrano
© 2010, Buenos Aires (Argentina)


jueves, 6 de febrero de 2014

León Benarós (Argentina)


RUIDOS NOCTURNOS

Tristes maderas, vidrios o sufrientes herrajes,
anillos, foscas piedras, caracoles marinos,
lamentan en la noche sus contrarios destinos
y buscan sus orígenes, extraños y salvajes.

Entonces suben himnos ocultos, homenajes
donde los mares lloran. Y sollozan los pinos
por humilladas mesas y estantes anodinos,
cruelmente separados de troncos y ramajes.

Y un motín de murmullos eleva sus clamores
de sospechosos y altos, graves aparadores,
y de crujientes cómodas y muebles taciturnos.

Y con el alba tímida, súbitamente callan.
Y de nuevo en las sombras, en su lamento estallan,
y la palabra inician con los ruidos nocturnos.



LOS ÁRBOLES

Dioses callados, huéspedes dichosos,
trofeos, enterrados homenajes,
desde sus días altos y salvajes
al sol se orientan, de su beso ansiosos.

Ramos les dan los días misteriosos
y una embriaguez total, en verde encaje,
les cuelga de los vívidos ramajes
flores de perfección, frutos hermosos.

Felices ellos, pues que su porfía
de cárcel vertical, en las serenas
tardes es fiel al rito de su día.

Pero yo, extraño de hábitos y penas,
¿qué luz he de poder decir que es mía,
inmóvil de presagios y cadenas?



AY, TIEMPO...

Ay, tiempo, que nos reduces
nos menguas y simplificas
y en el lecho de la Nada
nos tiendes y sacrificas.
¿Sucesion interminable
o inmovil eternidad?
Nos mides y nos señalas
la hora de la verdad.
Si alguna piedad te queda
convencenos de volver.
Concedenos un instante
Para expresarnos y ser.

© León Benarós (1915-2012)
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