SONETO
De pura honestidad templo sagrado,
cuyo bello cimiento y gentil muro
de blanco nácar y alabastro puro
fue por divina mano fabricado;
Pequeña puerta de coral preciado,
claras lumbreras de mirar seguro,
que a la fina esmeralda el verde puro
habéis para viriles usurpado;
Soberbio techo, cuyas cimbrias de oro
al claro Sol, en cuanto en torno gira,
ornan de luz, coronan de belleza;
Ídolo mío a quien rendido adoro,
oye piadoso a quien por ti suspira,
tus himnos canta y tus virtudes reza.
Luis de Góngora y Argote (1561-1627)
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