Una intención estética con la Palabra

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© 2010, Buenos Aires (Argentina)


sábado, 3 de julio de 2010

José Hernández (Argentina)


CONSEJOS DE MARTÍN FIERRO A SUS HIJOS

Un padre que da consejos
más que padre es un amigo,
ansí como tal les digo
que vivan con precaución-
naides sabe en qué rincón
se oculta el que es su enemigo.

Yo nunca tuve otra escuela
que una vida desgraciada-
no extrañen si en la jugada
alguna vez me equivoco-
pues ha de saber muy poco
aquél que no aprendió nada.

Hay hombres que de su cencia
tienen la cabeza llena;
hay sabios de todas menas,
mas digo sin ser muy ducho:
es mejor que aprender mucho
el aprender cosas buenas.

No aprovechan los trabajos
si no han de enseñarnos nada-
el hombre, de una mirada
todo ha de verlo al momento-
el primer conocimiento
es conocer cuándo enfada.

Su esperanza no la cifren
nunca en corazón alguno-
en el mayor infortunio
pongan su confianza en Dios-
de los hombres, sólo en uno,
con gran precaución en dos-

Las faltas no tienen límites
como tienen los terrenos-
se encuentran en los más buenos,
y es justo que les prevenga;-
aquél que defectos tenga,
disimule los ajenos-

Al que es amigo, jamás
lo dejen en la estacada,
pero no le pidan nada
ni lo aguarden todo de él-
siempre el amigo más fiel
es una conducta honrada.

Ni el miedo ni la codicia
es bueno que a uno le asalten-
ansí no se sobresalten
por los bienes que perezcan,
al rico nunca le ofrezcan
y al pobre nunca le falten.

Bien lo pasa hasta entre Pampas
el que respeta a la gente-
el hombre ha de ser prudente
para librarse de enojos-
cauteloso entre los flojos
moderado entre valientes.

El trabajar es la ley
porque es preciso alquirir-
no se expongan a sufrir
una triste situación-
sangra mucho el corazón
del que tiene que pedir.

Debe trabajar el hombre
para ganarse su pan;
pues la miseria en su afán
de perseguir de mil modos-
llama en la puerta de todos
y entra en la del haragán.

A ningún hombre amenacen
porque naides se acobarda-
poco en conocerlo tarda
quien amenaza imprudente-
que hay un peligro presente
y otro peligro que aguarda.

Para vencer un peligro,
salvar de cuelquier abismo,
por experiencia lo afirmo,
más que el sable y que la lanza-
suele servir la confianza
que el hombre tiene en sí mismo.

Nace el hombre con la astucia
que ha de servirle de guía-
sin ella sucumbiría,
pero sigún mi esperiencia-
se vuelve en unos prudencia
y en los otros picardía.

Aprovecha la ocasión
el hombre que es diligente-
y téngalo bien presente,
si al compararla no yerro-
la ocasión es como el fierro
se ha de machacar caliente.

Muchas cosas pierde el hombre
que a veces las vuelve a hallar-
pero les debo enseñar
y es bueno que lo recuerden-
si la vergüenza se pierde
jamás se vuelve a encontrar.

Los hermanos sean unidos,
porque ésa es la ley primera.
tengan unión verdadera
en cualquier tiempo que sea-
porque si entre ellos pelean
los devoran los de ajuera.

Respeten a los ancianos,
el burlarlos no es hazaña-
si andan entre gente estraña
deben ser muy precavidos-
pues por igual es tenido
quien con malos se acompaña.

La cigüeña cuando es vieja
pierde la vista, -y procuran
cuidarla en su edad madura
todas sus hijas pequeñas-
apriendan de las cigüeñas
este ejemplo de ternura.

Si les hacen una ofensa,
aunque la echen en olvido,
vivan siempre prevenidos;
pues ciertamente sucede-
que hablará muy mal de ustedes
aquel que los ha ofendido.

El que obedeciendo vive
nunca tiene suerte blanda-
mas con su soberbia agranda
el rigor en que padece-
obedezca el que obedece
y será bueno el que manda.

Procuren de no perder
ni el tiempo ni la vergüenza-
como todo hombre que piensa
proceder siempre con juicio-
y sepan que ningún vicio
acaba donde comienza.

Ave de pico encorvado
le tiene al robo afición-
pero el hombre de razón
no roba jamás un cobre-
pues no es vergüenza ser pobre
y es vergüenza ser ladrón.

El hombre no mate al hombre
ni pelee por fantasía-
tiene en la desgracia mía
un espejo en qué mirarse-
saber el hombre guardarse
es la gran sabiduría.

La sangre que se redama
no se olvida hasta la muerte-
la impresión es de tal suerte,
que a mi pesar no lo niego-
cái como gotas de fuego
en el alma 'el que la vierte.

Es siempre en toda ocasión
el trago el pior enemigo-
con cariño se los digo,
recuérdenlo con cuidado-
aquél que ofende embriagado
merece doble castigo-.

Si se arma algún revolutis
siempre han de ser los primeros-
no se muestren altaneros
aunque la razón les sobre-
en la barba de los pobres
apriendan pa ser barberos.

Si entriegan su corazón
a alguna mujer querida,
no le hagan una partida
que la ofienda a la mujer-
siempre los ha de perder
una mujer ofendida.

Procuren si son cantores,
el cantar con sentimiento,
y tiemplen el instrumento
por sólo el gusto de hablar-
y acostúmbrense a cantar
en cosas de jundamento.

Y les doy estos consejos
que me han costado alquirirlos,
porque deseo dirijirlos,
pero no alcanza mi cencia-
hasta darles la prudencia
que precisan pa seguirlos.

Estas cosas y otras muchas,
medité en mis soledades-
sepan que no hay falsedades
ni error en estos consejos-
es de la boca del viejo
de ande salen las verdades.

© José Hernández (1834-1886)
(de "La vuelta de Martín Fierro")

1 comentario:

Kellypocharaquel dijo...

Para reflexionar y poner en practica siempre para un mejor universo.
Besos
Raquel Luisa Teppich