Una intención estética con la Palabra

Blog creado por Alberto Peyrano
© 2010, Buenos Aires (Argentina)


domingo, 26 de septiembre de 2010

Rosa María Sobrón (Argentina)


REGRESO

He vuelto hacia los pájaros.
Atardece en celeste y amarillo.
La cabeza del sol, pegada sobre el río,
inmenso dios para los ritos de la naturaleza.

He vuelto hacia los pájaros
con un montón de voces en el alma
y en las manos ansiosas
el temblor de la ausencia, de la luz y el reencuentro.

He vuelto hacia los pájaros.
Cuántos seres se han ido a la tierra morosa
donde se acuesta el hombre.

El río azul me tiende
una sábana abierta para abrazarme en luz.

He vuelto hacia los pájaros.
Hay uno que resbala en mi pecho sediento
Y florece en sonrisa mi desvalido cielo.

Rosa María Sobrón ( - / 2008)

Sobre Rosa María Sobrón, entrañable amiga y enorme poeta, fallecida en 2008, escribí lo siguiente:
Rosa María Sobrón, que acaba de obtener la Faja de Honor de la SADE (Soc. Arg,. De Escritores) por su obra “La Puerta Infinita”, elabora su poesía de una forma que nos permite adentrarnos por muchos caminos hacia su mundo íntimo y nuclear, donde conviven en esencia el amor, la vida, la fe, los recuerdos y la esperanza. El canto de Sobrón es sencillo, sincero, cobra vuelo de incontables planos y nos transporta siempre, desde la verdad de su mensaje, hacia un universo donde el alma encuentra su reposo y el deambular de la búsqueda se detiene y se inclina ante lo sustancial y permanente.
© Alberto Peyrano
(de la nota "Expresiones de Latinoamérica: Rosa María Sobrón", publicada en la Revista Expresiones, julio 2004)
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viernes, 24 de septiembre de 2010

Laly Zayas (Argentina)


SENSACIONES

Has percibido alguna vez
que tu vaso medio lleno
claramente se ha vaciado
pues el agua se ha volcado
y ya no hay más para servir?

Te ha marcado alguna
vez la experiencia
de no haber vivido en armonía
durante muchos años de tu vida
y cuando encuentras la salida
no saber cómo seguir?

Te ha parecido alguna vez
tocar el cielo con las manos
ver tus sueños concretados
y de golpe despertar?
para luego darte cuenta de que
lo que has idealizado
existe en sueños realizado...
solo en sueños nada más?

Has sentido alguna vez
esa extraña sensación
que hace doler al corazón
cuando más feliz estás?
por qué rondan de repente
pensamientos en tu mente
que te lastiman y se van?

Te ha ocurrido alguna vez
sentir que has encontrado
a ese ser que has esperado
y cuando él está a tu lado
temes que algo entre los dos
pueda cambiar?
porque aunque te ame
y él sea amado
es tan inmenso el manantial
de besos y caricias
que para él has reservado
que tu alma llenas solamente
disfrutando si tú sientes
que te los regala por igual...

Te ha pasado alguna vez
que cuando esto no sucede
sientes que todo se muere
o que la magia se perdió?
pensando luego fríamente
que todos amamos diferente
y te dices :
Soñadora persistente
el príncipe azul no existe...
no existirá, nunca existió...

Te has quedado alguna vez
con palabras por decir
que se anudan en tu garganta
sintiendo que tu angustia
se agiganta y sintiéndote morir?
Y te callas
por temor a equivocarte
y a que no pueda perdonarte...
a que todo lo construido
tal vez se pueda destruir?

Te ha sucedido alguna vez
ese hecho de sentir
que te asfixias con el aire
que respiras y solo piensas en huir?
y te quedas a su lado
con tu corazón ilusionado
sintiendo que estallas de alegría
y otras sintiéndote vacía
y sin ganas de reír?

Sensaciones de esta vida
que te hacen sentir viva
por formar parte del vivir...
No se trata de un reproche
ni de palabras un derroche,
sino de un sentimiento que esta noche
de mí pugnaba por salir...

© Laly Zayas (Tormenta-Arg-)
Todos los derechos reservados - Expte Nro 267.778 - República Argentina
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martes, 21 de septiembre de 2010

José Asunción Silva (Colombia)


VEJECES

Las cosas viejas, tristes, desteñidas,
sin voz y sin color, saben secretos
de las épocas muertas, de las vidas
que ya nadie conserva en la memoria,
y a veces a los hombres, cuando inquietos
las miran y las palpan, con extrañas
voces de agonizante dicen, paso,
casi al oído, alguna rara historia
que tiene oscuridad de telarañas,
són de laúd, y suavidad de raso.
¡Colores de anticuada miniatura,
hoy, de algún mueble en el cajón, dormida;
cincelado puñal; carta borrosa,
tabla en que se deshace la pintura
por el tiempo y el polvo ennegrecida;
histórico blasón, donde se pierde
la divisa latina, presuntuosa,
medio borrada por el liquen verde;
misales de las viejas sacristías;
de otros siglos fantásticos espejos
que en el azogue de las lunas frías
guardáis de lo pasado los reflejos;
arca, en un tiempo de ducados llena,
crucifijo que tanto moribundo,
humedeció con lágrimas de pena
y besó con amor grave y profundo;
negro sillón de Córdoba; alacena
que guardaba un tesoro peregrino
y donde anida la polilla sola;
sortija que adornaste el dedo fino
de algún hidalgo de espadín y gola;
mayúsculas del viejo pergamino;
batista tenue que a vainilla hueles;
seda que te deshaces en la trama
confusa de los ricos brocateles;
arpa olvidada que al sonar, te quejas;
barrotes que formáis un monograma
incomprensible en las antiguas rejas,
el vulgo os huye, el soñador os ama
y en vuestra muda sociedad reclama
las confidencias de las cosas viejas!
El pasado perfuma los ensueños
con esencias fantásticas y añejas
y nos lleva a lugares halagüeños
en épocas distantes y mejores,
por eso a los poetas soñadores,
les son dulces, gratísimas y caras,
las crónicas, historias y consejas,
las formas, los estilos, los colores
las sugestiones místicas y raras
y los perfumes de las cosas viejas!

© José Asunción Silva (1865-1896)
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lunes, 13 de septiembre de 2010

Juan José Arreola (México)


LA MIGALA (*)

La migala discurre libremente por la casa, pero mi capacidad de horror no disminuye.
El día en que Beatriz y yo entramos en aquella barraca inmunda de la feria callejera, me di cuenta de que la repulsiva alimaña era lo más atroz que podía depararme el destino. Peor que el desprecio y la conmiseración brillando de pronto en una clara mirada.
Unos días más tarde volví para comprar la migala, y el sorprendido saltimbanqui me dio algunos informes acerca de sus costumbres y su alimentación extraña. Entonces comprendí que tenía en las manos, de una vez por todas, la amenaza total, la máxima dosis de terror que mi espíritu podía soportar. Recuerdo mi paso tembloroso, vacilante, cuando de regreso a la casa sentía el peso leve y denso de la araña, ese peso del cual podía descontar, con seguridad, el de la caja de madera en que la llevaba, como si fueran dos pesos totalmente diferentes: el de la madera inocente y el del impuro y ponzoñoso animal que tiraba de mí como un lastre definitivo. Dentro de aquella caja iba el infierno personal que instalaría en mi casa para destruir, para anular al otro, el descomunal infierno de los hombres.
La noche memorable en que solté a la migala en mi departamento y la vi correr como un cangrejo y ocultarse bajo un mueble, ha sido el principio de una vida indescriptible. Desde entonces, cada uno de los instantes de que dispongo ha sido recorrido por los pasos de la araña, que llena la casa con su presencia invisible.
Todas las noches tiemblo en espera de la picadura mortal. Muchas veces despierto con el cuerpo helado, tenso, inmóvil, porque el sueño ha creado para mí, con precisión, el paso cosquilleante de la araña sobre mi piel, su peso indefinible, su consistencia de entraña. Sin embargo, siempre amanece. Estoy vivo y mi alma inútilmente se apresta y se perfecciona.
Hay días en que pienso que la migala ha desaparecido, que se ha extraviado o que ha muerto. Pero no hago nada para comprobarlo. Dejo siempre que el azar me vuelva a poner frente a ella, al salir del baño, o mientras me desvisto para echarme en la cama. A veces el silencio de la noche me trae el eco de sus pasos, que he aprendido a oír, aunque sé que son imperceptibles.
Muchos días encuentro intacto el alimento que he dejado la víspera. Cuando desaparece, no sé si lo ha devorado la migala o algún otro inocente huésped de la casa. He llegado a pensar también que acaso estoy siendo víctima de una superchería y que me hallo a merced de una falsa migala. Tal vez el saltimbanqui me ha engañado, haciéndome pagar un alto precio por un inofensivo y repugnante escarabajo.
Pero en realidad esto no tiene importancia, porque yo he consagrado a la migala con la certeza de mi muerte aplazada. En las horas más agudas del insomnio, cuando me pierdo en conjeturas y nada me tranquiliza, suele visitarme la migala. Se pasea embrolladamente por el cuarto y trata de subir con torpeza a las paredes. Se detiene, levanta su cabeza y mueve los palpos. Parece husmear, agitada, un invisible compañero.
Entonces, estremecido en mi soledad, acorralado por el pequeño monstruo, recuerdo que en otro tiempo yo soñaba en Beatriz y en su compañía imposible.

Juan José Arreola (1918-2001)

(*) Migala: araña del género Mygale. Son las arañas de mayor tamaño de costumbres nocturnas, y su régimen es entomófago. Se encuentran en todas las regiones tropicales y subtropicales, pero abundan principalmente en América del Sur. Los animales maléficos—como la migala—constituyen un motivo tradicional de la literatura fantástica.
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miércoles, 8 de septiembre de 2010

José Régio (Portugal)


CÁNTICO NEGRO

"Ven por aquí" - me dicen algunos con ojos dulces,
extendiéndome los brazos, y seguros
de que sería bueno si los oyese
cuando me dicen: "¡ven por aqui"!
Los miro con ojos cansados,
(hay en mis ojos ironías y cansancios).
Y cruzo los brazos,
y nunca voy por allí...

Mi gloria es ésta:
¡crear inhumanidad!
No acompañar a nadie.
-Que vivo con el mismo desgano
con que rasgué el vientre de mi Madre.

No, no voy por allí! Sólo voy por donde
me llevan mis propios pasos...

Si a lo que busco saber ninguno de vosotros responde,
por qué me repetís: "Ven por aquí"?
Prefiero resbalar en los callejones cenagosos,
remolinear en los vientos
como un guiñapo, arrastrar los pies sangrando,
a ir por allí...

¡Si vine al mundo, fue
sólo para desflorar selvas vírgenes,
y diseñar mis própios pies en la arena inexplorada!
Y lo que hago no vale nada.

¿Cómo, pues, seréis vosotros
quienes daréis impulsos, herramientas, y coraje
para que yo derrumbe mis obstáculos?...
Corre, en nuestras venas, sangre antigua y vieja,
¡y vosotros amáis lo que es fácil!
Yo amo la lejanía y el espejismo,
amo los abismos, los torrentes, los desiertos...

¡Idos! Tended caminos,
tended jardines, tended canteros,
tended patrias, tended techos,
y tended reglas, y tratados, y filósofos, y sabios.
¡Yo tengo mi locura!
La levanto como una antorcha, ardiendo en la noche oscura,
y siento espuma, y sangre, y cánticos en los labios...

Dios y el Diablo me guían, nadie más.
Todos tuvieron padre, todos tuvieron madre;
pero yo que nunca empiezo ni termino
nací del amor que existe entre Dios y el Diablo.

¡Ah, que nadie me dé piadosas intenciones!
¡Nadie me pida definiciones!
¡Nadie me diga: "ven por aquí"!
Mi vida es un vendaval que se desató,
es una ola que se levantó.
es un átomo más que se animó...
No sé por donde voy,
no sé por donde voy
-¡pero sí sé que no voy por allí!"

José Régio (1901-1969)

Versión en español: © Alberto Peyrano
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Abelardo Vicioso (República Dominicana)


LA SOLEDAD NO ES MÍA

No soy yo, somos todos los que ardemos
con los corazones en la boca, mordiendo
sus tejidos hasta la sangre.

Somos todos los que bailamos la melancolía
y ascendemos la definitiva tristeza
con la sonrisa pintada en los labios.

No lo neguéis, hay que decirlo, no soy yo sólo.
Sería muy fácil desaparecer. Ya estaría hundido
dos metros debajo de las pisadas de los hombres.

Si todos me acompañarais cuando viajo a la luz
de difíciles días, sumido en la penumbra
de las calles desiertas, o en las alcobas tristes
donde pone la muerte su ojo cada día.

Si también me acompañarais a cantar el amor,
a lucir nuestra bandera como un traje de fiesta
a limpiar nuestras calles con la nueva llovizna
lanzada desde abajo en hermosa parábola.

No soy yo, somos todos los que vamos a morir
de espaldas, lentamente y sin lenguas,
sin ojos ya, con íntimo cansancio.

Abelardo Vicioso (1930-2004)
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Antonio Cruz (Argentina)


¿ES POSIBLE EXPLICAR LA POESÍA?

Aristóteles, en su genial “Arte Poética”, dice que “no es oficio del poeta el contar las cosas como sucedieron, sino como debieran o pudieran haber sucedido, probable o necesariamente”. En cambio, Vicente Huidobro, en su poema que lleva el mismo título que el trabajo de Aristóteles, pide “que el verso sea como una llave que abra mil puertas” y que “el alma del oyente quede temblando”. A su vez, Horacio Quinto Flaco, en su magnífica “Epístola a los Pisones” asevera que “Sin escribir cosa alguna, enseñaré cómo se escribe; / diré la misión y las reglas del poeta, el manantial donde ha de beber, / lo que el buen gusto permite y lo que no, los atrevimientos del genio / y los escollos de la ignorancia”.
Desde que abracé el oficio de escribir, he leído innumerables opiniones, ensayos, análisis académicos y juicios críticos sobre la poesía y los poetas. Entonces surge la pregunta ¿Es posible explicar la poesía?
Personalmente me adhiero a las palabras de Vicente Zito Lema quien afirma que la poesía, es un “estremecimiento ante el mundo” y a la opinión de Horacio Armani quien en su artículo “Traduciendo a Montale” manifiesta que “hay muchas maneras de interpretar” una poesía del italiano y en otro párrafo afirma que “… el centro, la esencia de la poesía es uno solo para todos y cada poeta obra como un filtro luminoso que bifurca y disemina la luz y los rayos que de ella emanan. Y ese filtro es lo que la personalidad de cada uno transforma en voces inconfundibles que sólo viven por él y seguirán viviendo misteriosamente hasta que todo se termine”.
Desde el momento mismo que la palabra abandona el recinto donde está guardada (el pensamiento, el alma, la mente) deja de ser propiedad del poeta y pasa a ser patrimonio de todos aquellos que leen. Si nos atenemos a lo que opinan la mayoría de los lectores de poesía, las interpretaciones varían según el lector por lo que estoy absolutamente convencido de que explicar la poesía es imposible. Se puede contar a guisa de anécdota cómo surgió tal o cuál poema, cómo fue el proceso de corrección o algunas otras cosas sin verdadera importancia pero, repito, explicar el quid, el sustrato, el alma de la poesía, es imposible.
Tengo la convicción de que cada quien tiene su propio lenguaje poético y expresa su poesía de una manera que lo identifica. No es lo mismo el decir procaz de Bukowsky que la sílaba impecable de Borges, ni la exquisita metáfora de Neruda se parece a la antipoesía de Parra. No suenan de la misma manera los largos poemas épicos del medioevo que la contundente brevedad del haiku. Lo que gusta a unos puede no ser bueno para otros y, si bien es cierto la calidad de los poemas no es siempre la misma, el hecho de dedicar una parte de nuestras horas a escribir poesía ya constituye un hecho meritorio en este globalizado y deshumanizado tiempo moderno que, con sus dictados, mantiene alejado al género humano de toda manifestación espiritual.
No se admiten dudas acerca de que, entre las artes, la literatura es una de las menos reconocidas y que el mayor reconocimiento es para el cine, la música (sobre todo la popular) y en menor medida el teatro en desmedro de otras entre las que se incluyen las letras. Basta recorrer las páginas de los diarios y revistas o mover un poquito el dial de la radio para comprender que no digo nada que no se pueda comprobar. ¿Será simplemente una cuestión de cachet?
Tampoco he de generar ninguna controversia si sostengo que entre los diferentes tipos de literatura, la cenicienta es, sin duda, la poesía; tanto es así que mi amigo, el poeta Eduardo Belloccio me decía hace un tiempo que, salvo algún elegido o los herederos de algunos elegidos, nadie vive de la poesía, pero él tampoco peca de original; en una entrevista que le realizara Horacio Armani en 1970 y que fuera publicada por el diario argentino La Nación el 10 de enero de 1971, el exquisito poeta italiano (Premio Nobel de Literatura) Eugenio Montale, contestaba a una pregunta con la siguiente sentencia: “En el mundo actual el poeta no juega absolutamente ningún papel. Es un individuo como cualquier ciudadano que tiene un oficio, un oficio que no es el de poeta”, y en respuesta a la siguiente pregunta ampliaba el concepto: “… ciertamente, el poeta puede vivir con los otros…” “… debe vivir con los otros, a menos que se encierre en un convento o sea tan rico como para vivir en una autorreclusión lujosa…” y remataba sosteniendo “(el poeta) cumple oficios extraños a la poesía…”.
No creo ofender a nadie si afirmo que mientras un novelista o un ensayista o un cuentista o un periodista pueden llegar a vivir de lo que escriben, la inmensa mayoría de los poetas tiene que trabajar en otra cosa para poder subsistir. Todo esto sin tener en cuenta que, en general, para los gobiernos, a lo largo de la historia y a lo ancho del mundo, la literatura en general y la poesía en particular son cosas casi sin valor real. Pruebas al canto: Invito a quienes lean estas reflexiones a que se interioricen sobre el texto de la nueva ley de “protección al escritor” sancionada en Santiago del Estero y veremos si tengo razón o no.
Tampoco podemos analizar de manera objetiva la relación de la poesía con el mercado editorial y sus dictados. El mismo Armani asegura que “… en el mundo actual son ya escasos los editores que asumen el riesgo de solventar las ediciones de poesía” y Montale asevera que muchas casas editoras “Distinguen entre el autor que se vende y el que no se vende, y desde luego, este último no vale nada, aunque muchas veces sea mejor que el que se vende”
Asimismo debemos tomar en cuenta la imposibilidad de hacer conocer los trabajos poéticos por otros medios, ya que muchos poetas (entre los que tengo varios conocidos) sufren la discriminación de ciertos sectores del periodismo relacionado con la cultura. Creo que internet ha venido a suplir en parte esta falencia, ya que la red nos ha dado a muchos la posibilidad de ser reconocidos a pesar del “silencio de radio” que hay sobre algunos de nosotros en determinadas geografías. De cualquier manera, no se es mejor o peor poeta porque tengas inserción mediática o carezcas de ella. El reconocimiento popular excede muchas veces estas cuestiones aunque, tal como sostiene el poeta citado más arriba, “… lo que apena es que la nobilísima tarea creadora de los auténticos se vea pisoteada por el tropel de audaces que puja con brazos y piernas para poder lograr un asiento en el ómnibus de la fama, esa fama que hoy corre por los tristes caminos de la industria cultural”.
En los días que corren, se habla demasiado acerca de si el lenguaje poético debe ser de tal o cual manera y muchos afirman que determinadas formas de poesía son vetustas o pasadas de moda. En este punto es necesario admitir que la poesía es un misterio que contiene en su médula una gama muy amplia y por qué no decirlo, borrosa, de la expresión humana. La poesía puede nombrar al amor, o expresar el fervor religioso; puede acoger la tristeza o la alegría, el enojo o la protesta. Naturalmente, eso nos puede llevar a diferentes formas de lectura.
Al respecto, solamente diré que, desde mi humilde punto de vista, lo único que importa son dos cosas: Si la palabra tiene contenido y si produce placer estético en quien lee poesía.
Nadie puede dudar que decir algo con métrica libre o con forma de soneto no suena de la misma manera, pero al fin y al cabo lo único que hará perdurable un poema es lo profundo de su significado y el gozo que produzca en la mayor cantidad de personas que lo leen.
Por ello, más allá de estas reflexiones, que han surgido casi sin que me lo haya propuesto, solamente me queda expresar que lo único que pretendo es reafirmar el convencimiento de que, a pesar de que hay gente que ha decretado la muerte de los poetas y de la poesía, estos siguen vivos y coleando. Es más, si alguien cree en la agonía de la poesía, yo le recomiendo que no piense todavía en que podrá darle el tiro de gracia.
Cómo habrá de sobrevivir es harina de otro costal. Se me ocurre que la buena poesía habrá de perdurar a través de los años como hasta ahora, no importa la forma que adopte para aggiornarse con los tiempos que corran y más allá del reconocimiento que puedan, o no, brindar los medios. Supongo que el tiempo me dará la respuesta.
Mientras tanto, yo seguiré acunando la única ilusión que tenemos los poetas: Que de cuando en cuando, cada uno de los que haya leído algún poema, sienta necesidad o ganas de volver a leerlo y que, cuando lo haga, se le escape algún suspiro, alguna sonrisa o alguna lágrima… Con eso me daré por satisfecho.

© Antonio Cruz

Publicado en el Diario El Liberal de Santiago del Estero, 23/3/08


martes, 7 de septiembre de 2010

Henrik Ibsen (Noruega)

´
A MI AMIGO EL ORADOR REVOLUCIONARIO

Dices que soy conservador ahora.
Yo sigo siendo lo que fui y no cambio.
No soy de ésos que se dan por hartos
mudando los peones del tablero.
Volcad éste de golpe, y soy "el hombre".

Una revolución sólo conozco
que no haya sido obra de un farsante,
la del diluvio universal, grandiosa
entre las otras mil revoluciones.
Pero entonces no todo fue sublime.
Piensa en la dictadura de Noé.

Búscame sólo el agua que la tierra
ha de inundar. Yo, entonces, sonriendo,
colocaré una bomba bajo el arca.

Henrik Ibsen (1828-1906)

Versión es castellano: Juan Ramón Jiménez
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Luchezar Lozanov (Bulgaria)


PREGUNTA AL PEREGRINO

Yo quiero preguntarte peregrino
una palabra extraña,
un pensamiento dorado,
no tanto por saberlo,
sino por estar tranquilo,
por saber que estás aquí al lado,
como pan para vagabundo,
como icono para un cenobita,
como camino para un viajero.
Y te ruego que no olvides que
somos iguales,
no tanto como las hojas del olivo,
verdes, lisas y unidas,
sino como esa milagrosa semejanza
que engendra la comprensión de todo.
Y es que compartimos sin problemas
la lluvia, y el camino, y las estrellas,
y los deseos escondidos,
así como la semilla del cardillo
cabalga sobre un potro de respiro.
No me juzgues muy severo
si soy torpe al besarte,
si pierdo en la pelea.
Ser como la vida, bondadoso,
ser como ella, a pesar mis errores
y de ser desagradecido
ya que me ha dejado existir.

© Luchezar Lozanov
Versión en castellano: © Kalin Nikolov Koev
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domingo, 5 de septiembre de 2010

Pablo Raúl Trullenque (Argentina)


ENTRE A MI PAGO SIN GOLPEAR

Fue mucho mi penar
andando lejos del pago.
Tanto correr
pa' llegar a ningún lado.
Y estaba en donde nací
lo que buscaba por ahí.

Es oro la amistad
que no se compra ni vende.
Sólo se da
cuando en el pecho se siente,
no es algo que se ha de usar
cuando te sirva y nada más.

Así es como se dan
en la amistad mis paisanos,
sus manos son
pan cacho y mate cebado,
y la flor de la humildad
suele su rancho perfumar.

La luna es un terrón
que alumbra con luz prestada,
Sólo al cantor
que canta coplas del alma
le estalla en el corazón
el sol que trepa por su voz.

Cantor, para cantar,
si nada dicen tus versos
¡ay! para qué
vas a callar al silencio,
si es el silencio un cantor
lleno de duendes en la voz.

Mi pueblo es un cantor
que canta la chacarera,
no ha de cantar
lo que muy dentro no sienta.
Cuando lo quiera escuchar
entre a mi pago sin golpear.

La vida me han prestao
y tengo que devolverla
cuando el Creador
me llame para la entrega.
Que mis huesos, piel y sal
abonen mi suelo natal.

© Pablo Raúl Trullenque (1934-2000)
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viernes, 3 de septiembre de 2010

Francisco Luis Bernárdez (Argentina)


SILENCIO

No digas nada, no preguntes nada.
Cuando quieras hablar, quédate mudo:
que un silencio sin fin sea tu escudo
y al mismo tiempo tu perfecta espada.

No llames si la puerta está cerrada,
no llores si el dolor es más agudo,
no cantes si el camino es menos rudo,
no interrogues sino con la mirada.

Y en la calma profunda y transparente
que poco a poco y silenciosamente
inundará tu pecho de este modo,

sentirás el latido enamorado
con que tu corazón recuperado
te irá diciendo todo, todo, todo.

Francisco Luis Bernárdez (1900-1978)

Antonieta Elias Manzieri (Brasil)


RENACER DE LAS CENIZAS


Ser poeta es tener un poco
de sanidad y de loco;
al despojarse el alma sin pudor
cuando habla de amor.

Es divagar, despacio... Lentamente...
En busca de la rima para hacer sus versos.
Es revelar lo que siente en el alma latente,
cuando emergen sus sueños inmersos.

Es tener coraje de decir en dulces rimas,
muchas veces, aun en tono jocoso,
lo que los otros no siempre admitem
temiendo el ridículo,
avergonzados de sus sueños.

Ser poeta es desvelar el alma humana.
Saber leer entre líneas lo que la boca no dice.
Es llorar su dolor jugando con las rimas,
haciendo creer que su alegría bendice.

Es descubrir cada dia la magia en nueva rima.
En las cosas más simples, lo cotidiano, o en las heridas.
Y hasta cuando el dolor no está lejos,
y se le acerca,
él lo ignora, escribe un verso y todo parece un juego!

Es buscar tal vez, como única recompensa,
ver su obra respetada por quien lo lea.
Es para el poeta, creo, una gran ofensa,
la omisión de su nombre
cuando alguien su obra transcribe.

Ser poeta es mucho más, es ir más allá!
Es revelar su amor aún profano.
Es renacer de las cenizas con cada desengaño,
para alimentar la llama que en su pecho clama.

© Antonieta Elias Manzieri


versión en español: © Alberto Peyrano
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miércoles, 1 de septiembre de 2010

Elsa Caballero (Argentina)


CARICIAS

He retenido en mí, tantas caricias
que no supe liberar en su momento,
pasó mi vida como un suspiro etéreo
y olvidé manifestar, mis sentimientos.

He dejado sin caricias a algún niño,
que esperaba que mis manos se acercaran,
tocando, su rostro humedecido
por el llanto, al sentirse abandonado.

No he sabido acariciar esas arrugas
que el tiempo implacable ha dejado,
en el semblante de un anciano que suspira
por esa caricia, que inútilmente ha esperado.

No supe acariciar la frente ardiente,
de un enfermo abandonado en una cama,
que me ha mirado con ojos suplicantes
para que alivie su sufrimiento, con mis manos.

He dejado pasar sin mis caricias,
ese amor que tantas veces, me ha buscado
pero el vertiginoso ritmo de mi vida,
no ha sabido retenerlo a su lado.

No he podido brindar esas caricias
a los cuerpos, que la paz les ha llegado
y reposan entre flores y lienzos blancos,
sosteniendo un crucifijo, entre sus manos.

Por qué retengo tantas caricias sin soltarlas,
si llegará el momento, que no sabré qué hacer con ellas
debo hacerlas salir del corazón, que las encierra
para que vuelen en libertad, en esta tierra.

© Elsa Caballero
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Juan L. Ortiz (Argentina)


DIOS SE DESNUDA EN LA LLUVIA...

Dios se desnuda en la lluvia
como una caricia
innumerable.
Cantan los pájaros entre la lluvia.
Las plantas bailan de alegría mojada.

La tierra
como una hembra
se disuelve en los dedos penetrantes
con una palidez de mil ojos desmayados.

Camino bajo la lluvia, todo mojado, cantando,
hacia mirajes que huyen en un rumoroso sueño.

Lluvia, lluvia!
Desnudez del dios
primaveral,
que baja danzando, danzando,
a fecundar la amada
toda abierta de espera, quebrada ya de ardor
amarillo y largo.

Juan L. Ortiz (1896-1978)
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