Una intención estética con la Palabra

Blog creado por Alberto Peyrano
© 2010, Buenos Aires (Argentina)


lunes, 9 de septiembre de 2013

Eliphas Lévi (Francia)


LA CIENCIA FATAL

La Esfinge esta sentada en su roca solitaria,
proponiendo un enigma en toda frente prosternada,
y si el rey futuro cedía al misterio,
el monstruo decía: ¡ muere, no adivinaste en absoluto!
Sí, para el hombre aquí abajo, la vida es un problema,
que resuelve el trabajo bajo guadaña de la Muerte.
Del futuro, para nosotros, la fuente está en nosotros mismos,
y el cetro del mundo pertenece a más mucho.
¡Sufrir es trabajar, es acabar su tarea!
¡Desgracia al perezoso que duerme sobre el camino!
El dolor, como un perro, muerde los talones del cobarde
que de un solo día perdido sobrecarga el día siguiente.
Vacilar, es morir; equivocarse, es un crimen
previsto por la naturaleza y por anticipado expiado.
El ángel mal liberado recae sobre el abismo,
¡Reino y desesperación de Satanás fulminado!
Dios jamás tiene lástima ni de clamores ni lágrimas,
¿Para consolarnos totalmente no tiene el futuro?
Es a nosotros quienes de la desgracia forjamos las armas,
¡Es a nosotros a quienes encargó del cuidado de castigarnos!
Para dominar a la muerte, hay que vencer la vida,
hay que saber morir para revivir inmortal;
hay que pisotear la naturaleza esclavizada.
¡Para convertir al hombre en sabio y la tumba en altar!
De la Esfinge, la última palabra es la hoguera de Alcide,
es el rayo de Edipo y la cruz del Salvador.
Para engañar los esfuerzos de la serpiente deicida,
¡hace falta al santo amor consagrar el dolor!
La frente de hombre de la Esfinge habla de inteligencia,
sus ubres de amor, sus garras de combates;
sus alas son la fe, el sueño y la esperanza,
¡y sus costados de toro el trabajo aquí abajo!
Si sabes trabajar, creer, gustar, defenderte,
si por necesidades viles no eres encadenado,
si tu corazón sabe querer y tu espíritu comprender,
¡Rey de Tebas, adiós! ¡ Tú he aquí coronado!

Eliphas Lévi (1810-1875)
.

jueves, 18 de abril de 2013

Jorge Fernando Landó (Argentina)


TANGO

Se derramó la noche
en mimbre da agua viva
y luna herida.
Deslumbrante el llamado de las luces
arrastró sinuosas caravanas
de violines solos.
Teclas de nácar
para arrancar lamentos
contar viejas historias.
Martillos afelpados
que repiten sin pausa
el frío de la piba de Chiclana
que golpean sin prisa
en dos por cuatro
el espectro cansado de Mimí.
A ratos cuerdas gruesas
del gigante con brillo
sacuden su aburrimiento.
Y el jadeo a compás
-respirar rítmico-
afirma su presencia
dice su identidad.
La cédula sonora del canyengue
muestra en su foto descolorida
la pareja
ausente, en torbellino.

Jorge Fernando Landó (Gualeguaychú, Entre Ríos, Argentina)
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lunes, 11 de marzo de 2013

Torquato Tasso (Italia)


A UN GRACIOSO JOVENCITO

Como llamarte a ti, divinidad o mortal? 
Tu que eres bendecido con ese hermoso semblante 
divino, y es divino el amor hecho constante, 
que, por anidar en mí, dispone el alma.

Amor cierto es, espíritu de amor, y tal, 
que me convierto en amoroso amante, 
y el corazón, que semejaba al  rígido diamante, 
languidecer me siento en cada pulso.

Actúa en mí, que puedo ser, flecha o saeta:
enlázame en cada nudo: y si me desafía, 
tornarme puedo, en la audaz espada de Marte.

Yo cuestiono tu guerra, o tu otra paz: 
reinaré sobre ella; pero la querida 
tu Psiche en la lejanía me sonríe

Torquato Tasso (1544-1595)

Imagen: Torso de Efebo (Edmundo Prati, Museo Juan M. Blanes, Uruguay)
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martes, 5 de marzo de 2013

Safo de Lesbos (Grecia)

A AFRODITA

¡Oh, tú en cien tronos Afrodita reina,
hija de Zeus, inmortal, dolosa:
no me acongojes con pesar y sexo
Ruégote, Cipria!
Antes acude como en otros días,
mi voz oyendo y mi encendido ruego;
por mí dejaste la del padre Jove
alta morada.
El áureo carro que veloces llevan
lindos gorriones, sacudiendo el ala,
al negro suelo, desde el éter puro
raudo bajaba.
Y tú ¡Oh, dichosa! en tu inmortal semblante
te sonreías: ¿Para qué me llamas?
¿Cuál es tu anhelo? ¿Qué padeces hora?
—me preguntabas—
¿Arde de nuevo el corazón inquieto?
¿A quién pretendes enredar en suave
lazo de amores? ¿Quién tu red evita,
mísera Safo?
Que si te huye, tornará a tus brazos,
y más propicio ofrecérete dones,
y cuando esquives el ardiente beso,
querrá besarte.
ven, pues, ¡Oh diosa! y mis anhelos cumple,
liberta el alma de su dura pena;
cual protectora, en la batalla lidia
siempre a mi lado.

Safo de Lesbos (612 AC - 570 AC)

jueves, 28 de febrero de 2013

Roger Pla (Argentina)


RECUERDO EL INSTANTE DE MI MUERTE

Fue tal como lo había deseado.
La noche de verano,
los pies sobre el banco,
el cuerpo en la reposera, tomando la forma de la lona,
la boquilla apretada entre mis dedos con sus hilos de humo.
Tenía doblado bajo la nuca el brazo izquierdo
y el derecho, la columnilla rojogris hacia lo alto,
apoyado el codo en la madera.
Desde lejos, las estrellas golpeaban con sus nudillos en mis ojos.
Entonces el espacio aspiró con fuerza y contuvo el aliento.
La inmovilidad sujetó sus espasmos en la copa de los árboles,
la casa vertical fue un panal de abejas en el aire.
El poste de la luz, en cruz, cruzó los brazos.
Apareció en el cielo el sol, sin contradecir, amable, la lenta noche,
y sonrió el creciente de la luna con un sarcasmo bondadoso.
Pensé que no era decoroso seguir con los ojos abiertos ante tanta belleza,
y bajé los párpados.
Sin impertinencia,
con suavidad,
la boquilla se desprendió de mis dedos.
Sentí el golpe seco, casi alegre, en el mosaico.

Roger Pla (1912-1982)
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miércoles, 27 de febrero de 2013

Liliana Chávez (Argentina)


CUATRO POEMAS


Miro hacia arriba.

Veo claveles del aire y olvido.
Con gusto echaría mis horas a dormir.

Nada me conforma.
La única herramienta de la que dispongo
es el torpe latido de mi tiempo
piedra móvil sobre la que apenas logro sostemerme.

Y la vida parece un puñado de cartas sin comodines.
Valija al pie de una escalera por la que nadie baja.

Me asomo a la ventana.
El sol ilumina esa otra vida que no tengo.


************


Tantas fotos en los portarretratos,
en las paredes,
en el aljibe del tiempo.
Tantas fotos me hacen ver
que nada se detiene
ni termina de irse.


************



Donde estoy
no cabe otra luz
minúsculo puño
descuajado de entrañas
con ruidos que se esconden
en la raíz del mundo
y una sola ventana
privada
de toda mirada


************



Hay en este instante
más de un precipicio de luz
una inexplicable sensación
de respirar
con los pulmones del viento

como si no fuera necesario
nada más.


© Liliana Chávez
Córdoba, Argentina
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martes, 5 de febrero de 2013

Virginia Quiroga (Argentina)


6 POEMAS

Un brusco movimiento la estremeció
el miedo prendió en su carne.
Sintió que el alma se le escapaba
en un aullido animal
2012

Era ella, desde el más allá
acurrucándose en el vello
de su pecho, de su ingle.
Por medio de esa puntada
había vuelto reencarnándose
en su mente, ...en su alma
2012

Avisté su premura
por marcharse.
Le comenté los miedos,
le rogué, ...quería un poco
más de tiempo, ...no tanto,
lo necesario, ...tan sólo, lo necesario
2013

Quiero llenar los silencios
de mi alma, darles su lugar,
su momento justo.
Y sentir que pueden volver las palabras
2013

Se me escapó el alma
la vi salir presurosa,
vestida de viento.
La llamé sin voz
la corrí sin piernas.
Pero la alcancé
2013

Tenía que abandonarlo
y era tan pequeño
que se resistía a la idea.
Ella estaba quebrada,
ovillada en su etérea estructura.
El tiempo pasaba denso,
y arrastrando su espectro
se alej´0 desgarrada
2013

© Virginia Quiroga
Buenos Aires, Argentina



domingo, 3 de febrero de 2013

Yrasema Esther López (Argentina)


DOS POEMAS

SONATA EN MI MENOR


                       A mis hermanos Guaraní-Kaiowá


¡ay! dolor de mis dolores
raíz de mis raíces
has depositado el aroma del bosque
en mis venas abiertas
pena que nace a orillas del Amazonas
y me deja sin susurros
raíz de mis raíces
quizá no alcance que te diga que te amo
no escuchan tus sollozos
porque no están en tus latidos
el viento norte me trae tu desconsuelo
para que yo encienda el farol a medianoche

pidiendo

hermanas/os poetas del mundo
el clamor de mis hermanos guaraní, es el de todos
llegará a vuestros corazones
quiero escuchar sus gritos indignados pidiéndole al siglo

JUSTICIA
antes que nos acose el silencio culpable

las últimas diademas guaraní del Amazonas
e apagan lentamente
cinco siglos igual

© Yrasema Esther López (Noviembre 2012)

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ADAGIO 512 (Serie Bicentenario)

                                                 A María Ovando

en qué luna pariste mujer?
en qué luna paren las mujeres como vos?
habrá sido esa noche de luna llena
cuando el pájaro agorero
pasó rasando
y dejó un silbido agudo en tu cuna?

el hombre que vendió tu vida
es hijo de hierbas malignas
que amalgamó el hechicero
para veneno de su cañuto

el hombre que te encarceló
parió de la grieta hedionda del pantano

cuando cruzaste el sendero rojo con tu niña muerta

después la resolana te cerró los ojos
y en silencio
empezaste a desovillar tu historia
desarmando el exorcismo que te atrapó

tenés que parir de nuevo María
cuando venga la estación de la lluvia grande
y lave tu cara recién nacida en cuarto creciente

al final de la sequía dejarás atrás
ese pericón de mala entraña salvaje

si aún tienes una pregunta quebrada
levanta el rostro sin culpas
y grita
grita a los cuatro vientos
estaremos aquí
             oyéndote
                     mirándote
                              abrazándote
cuando los lapachos entren en flor

Poema destacado por REC (Red de Escritores Coquimbo)
© Yrasema Esther López (2012-12-03)
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domingo, 13 de enero de 2013

Esther Faride Matar (Argentina)



ÉRAMOS PÁJAROS LIBRES...

Éramos pájaros libres
      pero nos cortaron las alas.

Lo que sucedió, sucedió.
     En la vida nadie juega con las cartas marcadas. El sentimiento tan fuerte que nos unía trascendía todos los límites.
         Los espacios.
            Las edades.
                Los credos.
                    Las distancias.
Era inevitable darse cuenta que existía entre nosotros, una atracción magnética.
      Un arco iris de pasión.
           Truhanes sin luces emprendiendo madrugadas.
Aprendimos a silenciar la mente para permitirnos vivir el aquí.
      Y el ahora con mayor intensidad.
           Las diferencias nos unían sin preocuparnos en las similitudes porque éstas se acrecentaban en el día a día.
Asociamos al amor con imágenes y a las imágenes con música para generar alegría a los encuentros. Escribimos en el aire un libreto con instrucciones en sintonía.
Sintonía con el alma y con el cuerpo, idealizando una relación armoniosa y vital.
       Edificamos sobre una base movediza un supuesto sufrimiento y cada instante compartido era sinónimo de fogosidad.
       Un acertijo.
             Cada despedida un adiós sin esperanzas.
Y nuevamente, otro amanecer envolvía los deseos que dejaban esparcidos los excesos verbales y llenas las miradas de un mañana sin rutinas.
Lo que sucedía, sucedía.
Nuestro reloj marcaba el tiempo de esperas sin esperas, de abrazos prolongados.
De palabras no pronunciadas. Clandestino apego sin razones transformaban en razones nuestro apego.
Quisimos amar sin restricciones y la libertad era un culto a los encuentros.
Quisimos.
Me dolió el verano y la distancia se interpuso entre nosotros.
Fui deshojando margaritas y tirando los pétalos en la calle para que me sigas…
Este viaje me quitó las alas y al despertarme una mañana, la soledad de vos se metió entre mis sábanas.

© Esther Faride Matar