Una intención estética con la Palabra

Blog creado por Alberto Peyrano
© 2010, Buenos Aires (Argentina)


miércoles, 5 de diciembre de 2012

Carlos Vargas Guevara (Bolivia)


TRES POEMAS

 
EL HOMBRE

Atiendan ciudades
Andrajo que alguien tira
es el niño de la calle

Dientes contra la noche
temblores al medio día

De largo pasa sin fin
el carrusel de los apáticos

Tirados como los ven
fluyen estaciones y años
sin oídos a ciegas

Zumba un zancudo bufón
ávido de sus arterias

Pronto muy pronto
se saciarán las moscas


LA PERRA

La perra que yo no quería

Pelos tiesos tenía iguales a los míos
salidos los dientes
masticaba sin puntería
pequeña como un zapato
sufridos ojos saltones y su timbre
chirriante serrucho arañando el acero

Un peso extra bajo el lomo la hendía
cara de angustia arrastrando el madero
miraba melancólica los sillones
las camas
los muebles donde quedaban sus pelos
horas inmóvil
y al andar en su vientre
meciéndose el letrero futuras crías

Gotero angustiante de partos
uno a uno cada hora en una noche
solitario dolor y gran esfuerzo
sobre blancas blusas que jaló del clóset
Lento su ballet evolucionó al rocío
la semilla se hizo árbol
frutos bruñidos brindó el ramaje
y la perra en su tarea
amoroso ritual de abrir capullos

Seis machos y una hembra
mojado pelamen
resbalaban uno a uno
encerrados en burbuja de placenta
plástica transparente
y pesaroso recuerdo
era la perra que yo no quería

Empapada de esfuerzos y temblores
helado sudor
tensos músculos tensa pelambre
improbable emisión de alguna queja
y afuera extraño cielo estrellado
Admiré en sus ojos un mar de calma
el manejo ideal de sus acciones

Pesaba la perra que yo no quería
Fieros colmillos
roían suave a perforar las burbujas
vaciarlas de rumorosa placenta transparente
que las crías recibieran al fin
su primer obsequio lejos del vientre
sintieran el aire entrando como aliento
las bondades del olfato a conciencia
palparan su fuerza impostergable
y grabada quedara la lección primera
cómplices de vida son el aire y los sentidos

Agua con esponjas
delicado paño y jabón oloroso
maternal rosada lengua lamía y lamía
siete pequeños cuerpos peludos
dejó impecables
pelo brillante peinaditos de uno en uno

Patas tembleques
ojitos aun ciegos
se alejaban y en laberintos vuelta y vuelta
y hocico de dientes salidos
jalándolas al concierto de ternura
tibio sabor de sus propios pezones

Atenta vigilia
sin descanso ni un instante
el plato lleno la perra en ayuno
extenuada
débil
repartiendo en siete partes
su bocadillo entre las crías

La perra me daba lecciones
la perra que yo no quería


EN SU ROSTRO LA LUNA

Una hora la tuve a un paso
portadora de ternura inefable
prendida del abultado pecho

Solecito que alumbra las noches
y el desvelo continuo
con una succión bulliciosa

Parpadea y desfilan los astros
llueven luciérnagas
cuando abre sus ojos vivaces

Arrulla la casa antes desierta
reorienta la luz
da brillo al tiempo y su brújula

Abre sus gordas manitas
revuelan los sueños
se atomiza la indiferencia

Rebelde de nacimiento
aprieta los puños
y chilla hasta ser atendida

© Carlos Vargas Guevara
De "EL Desconcierto" (México, 2012)
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