Una intención estética con la Palabra

Blog creado por Alberto Peyrano
© 2010, Buenos Aires (Argentina)


lunes, 23 de mayo de 2011

Luis Cané (Argentina)


ELOGIO A LAS NOVIAS DEL BARRIO DE FLORES

El que tenga corazón
gastado en falsos amores
búsquese una novia en Flores
y hallará su salvación.

Es fama que son sencillas
y alcanzan todas buen fin
aunque abusan del carmìn
que se dan en las mejillas.

Con modo pueril y tierno
piden promesas formales,
y como ellas son leales
ofrecen amor eterno.

Mejor que bajo cerrojos,
con su mirada tendida
me guardan toda la vida
en la cárcel de sus ojos.

Cuando empiezan a soñar
- ya en edad de los juguetes-
las atraen los cadetes
del Colegio Militar.

Después tienen la ilusión
de principescos amados,
mas se casan con empleados
del Banco de la Nación.

Son hermanitas menores
de las estrellas del cielo,
nada al dolor da el consuelo
de sus ojos soñadores.

Cada una en su corazón
guarda memoria secreta
de algùn martes de retreta
en la Plaza Pueyrredòn.

En sus almas puras arde
cual un cirio en un altar,
el recuerdo familiar
de Las Rosas de la Tarde

Para embellecer su vida
de las calles ciudadanas,
vienen todas las semanas
a lucirse por Florida.

Cuando piden la merced
de apurar su matrimonio
colocan a San Antonio
vuelto contra la pared.

Más que con recias razones
de intransigente porfía,
con versos de antología
se ablandan sus corazones.

No tienen la pretensión
de las chicas de Belgrano,
son profesoras de Piano
o de Corte y Confecciòn.

Luis Cané (1857-1957)
.

martes, 3 de mayo de 2011

Homero Manzi (Argentina)


DEFINICIONES PARA ESPERAR MI MUERTE


Puedo cerrar los ojos
lejos de las pequeñas sonrisas que conozco.
Escuchando estos ruidos recién llegados.
Viendo esas caras nuevas.
Como si de pronto
los mil lentes de la locura
me trasladaran a un planeta ignorado.
Estoy lleno de voces y de colores
que juraron acompañarme hasta la muerte
como amantes resignadas
al breve paso de mi eternidad.
Sé que hay recuerdos que querrán abandonarme
sólo cuando mi cuerpo hinche un hormiguero sobre la tierra.
Sé que hay lágrimas largamente preparadas para mi ausencia.
Sé que mi nombre resonará en oídos queridos
con la perfección de una imagen.
Y también sé que a veces dejará de ser un nombre
y será un par de palabras sin sentido.
Estoy lleno de voces y de colores.
Unas veces recogidos en el sonambulismo
de la marcha.
Otras, inventados tras mi propia soledad.
Con ellos se integrará un cortejo final de despedida.
Se cambiarán en lágrimas y palabras piadosas.
Pero hoy, en medio de lo que todavía no he podido amar;
evoco a los marinos encerrados en las paredes altas dela tormenta;
a los soldados caídos sobre hierbas lejanas;
a los peregrinos que duermen bajo la sombra de árbolesinnominados;
a los niños que yacen contemplando el yeso de los hospitales
y a los deseperados, que entregan el último gesto
frente al paisaje final e instantáneo de la demencia.

Homero Manzi (1907-1951)

Homenaje de este blog a uno de los mayores poetas del tango en el 60º aniversario de su partida
.

lunes, 2 de mayo de 2011

Pedro Salinas (España)


LA VOZ A TI DEBIDA

Tú vives siempre en tus actos.
Con la punta de tus dedos
pulsas el mundo, le arrancas
auroras, triunfos, colores,
alegrías: es tu música.
La vida es lo que tú tocas.

De tus ojos, sólo de ellos,
sale la luz que te guía
los pasos. Andas
por lo que ves. Nada más.

Y si una duda te hace
señas a diez mil kilómetros,
lo dejas todo, te arrojas
sobre proas, sobre alas,
estás ya allí; con los besos,
con los dientes la desgarras:
ya no es duda.
Tú nunca puedes dudar.

Porque has vuelto los misterios
del revés. Y tus enigmas,
lo que nunca entenderás,
son esas cosas tan claras:
la arena donde te tiendes,
la marcha de tu reloj
y el tierno cuerpo rosado
que te encuentras en tu espejo
cada día al despertar,
y es el tuyo. Los prodigios
que están descifrados ya.

Y nunca te equivocaste,
más que una vez, una noche
que te encaprichó una sombra
-la única que te ha gustado-.
Una sombra parecía.
Y la quisiste abrazar.
Y era yo.

Pedro Salinas (1891-1951)
.

domingo, 1 de mayo de 2011

HASTA SIEMPRE MAESTRO!


ERNESTO SÁBATO
R.I.P.
Argentina, 1911-2011


EL TÚNEL (fragmentos)

"Fué una espera interminable. No sé cuanto tiempo pasó en los relojes, de ese tiempo anónimo y universal de los relojes, que es ajeno a nuestros sentimientos, a nuestros destinos, a la formación o al derrumbe de un amor, a la espera de una muerte. Pero de mi propio tiempo fué una cantidad inmensa y complicada, lleno de cosas y vueltas atrás, un río oscuro y tumultuoso a veces, y a veces extrañamente calmo y casi mar inmóvil y perpetuo donde María y yo estábamos frente a frente contemplándonos estáticamente, y otras veces volvía a ser río y nos arrastraba como en un sueño a tiempos de infancia y yo la veía correr desenfrenadamente en su caballo, con los cabellos al viento y los ojos alucinados, y yo me veía en mi pueblo del sur, en mi pieza de enfermo, con la cara pegada al vidrio de la ventana, mirando la nieve con ojos también alucinados. "

"A veces volvía a ser piedra negra y entonces yo no sabía qué pasaba del otro lado, qué era de ella en esos intervalos anónimos, qué extraños sucesos acontecían; y hasta pensaba que en esos momentos su rostro cambiaba y que una mueca de burla lo deformaba y que quizá había risas cruzadas con otro y que toda la historia de los pasadizos era una ridícula invención o creencia mía y que en todo caso había un solo túnel, oscuro y solitario: el mío, el túnel en que había transcurrido mi infancia, mi juventud, toda mi vida. Y en uno de esos trozos transparentes del muro de piedra yo había visto a esta muchacha y había creído ingenuamente que venía por otro túnel paralelo al mío, cuando en realidad pertenecía al ancho mundo, al mundo sin límites de los que no viven en túneles; y quizá se había acercado por curiosidad a una de mis extrañas ventanas y había entrevisto el espectáculo de mi insalvable soledad."

"Yo no decía nada. Hermosos sentimientos y sombrías ideas daban vueltas en mi cabeza, mientras oía su voz, su maravillosa voz. Fui cayendo en una especie de encantamiento. La caída del sol iba encendiendo una fundición gigantesca entre las nubes del poniente. Sentí que ese momento mágico no se volvería a repetir nunca. -Nunca más, nunca más- pensé, mientras empecé a experimentar el vértigo del acantilado y a pensar qué fácil sería arrastrarla al abismo, conmigo. "

© Ernesto Sábato