Una intención estética con la Palabra

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miércoles, 18 de agosto de 2010

Rabindranath Tagore (India)


UPAGUPTA

Upagupta, el discípülo de Ruda, dormía en el polvo tendido contra la muralla de la ciudad de Mathura.
Todas las lámparas estaban apagadas, todas las puertas cerradas, todas las estrellas escondidas en el cielo nebuloso de agosto.
¿De quién serían esos pies tintineantes de ajorcas que de pronto rozaban su pecho?
Se despertó, vacilante, y la lámpara de una mujer le hirió los ojos con su claridad.
Era una danzarina, constelada de joyas, y que envolvía su hermosura ebria del vino de la juventud, en un manto azul pálido.
Bajó ella su lámpara y vio el rostro del joven, de una austera belleza.
"Perdona, oh joven asceta;', dijo la mujer, "y acepta el venir a mi casa, pues la seca tierra polvorienta no es un lecho digno de ti".
"Mujer", respondió el asceta, "sigue tu camino; cuando los tiempos estén maduros yo vendré a ti.
De repente, el resplandor de la tempestad hizo trizas la tiniebla nocturna.
Del extremo del horizonte venía la tempestad rugiendo y la mujer temblaba de miedo.

Las ramas de los árboles, en las orillas del camino, se inclinaban al peso de las flores y su fragancia.
La melodía jubilosa de las flautas flotaba a lo lejos enlazada con la brisa primaveral.
Las gentes celebraban la fiesta de las flores.
Desde lo alto del cielo la luna llena entreabría las sombras para mirar hacia la ciudad.
El joven asceta caminaba por la calle desierta en tanto que sobre su cabeza, en las ramas del manglar, cantaba el ruiseñor su queja desvelada.
Upagupta franqueó las murallas de la ciudad y se detuvo al pie de los baluartes.
¿Quién era esta trémula criatura, esta mujer que herida por la peste negra gemía a sus pies, a la sombra del muro?
El asceta sentóse a su lado y puso la cabeza femenina sobre sus rodillas; con agua humedeció sus labios y con un bálsamo confortó su cuerpo.
"¿Quién eres tú, oh misericordioso?", preguntó la mujer.
"El tiempo de mi visita ha llegado al fin y heme aquí", respondió el joven asceta.

Rabindranath Tagore (1861-1941)
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1 comentario:

brujaMar dijo...

Excelente, que bueno un solo lugar donde esté lo mejor de lo mejor, felicitaciones!